lunes, 22 de diciembre de 2008

La Piedra sobre la Fe


De corte tradicional, sus costumbres no evolucionaban. Ni falta que le hacía. Vivía sólo. Los crucifijos y las estampas sagradas poblaban las paredes desgastadas por el paso del tiempo. Con la paz que otorga la Fe dirigía sus resposados pasos hacia el templo sagrado. La ineludible visita diaria le hizo participar de cualquier actividad religiosa. Asi se sentía más lleno, más cerca, más cristiano.
Después de su rogatoria nocturna, reclamaba el sueño reflexionando sobre su existencia; Dios, el mundo, yo ...
A las puertas del universo onírico, una idea cayó a plomo sobre su cabeza, súbitamente abrió los ojos. Se paró el mundo. Un shock atacó su sólido dogma, una expresión de terror desfiguró su cara. Encendió la luz, se incorporó, miró hacia la estampa adoctrinada de su mesa de noche, se levantó, se sentó y volvió a yacer sobre su vetusta cama. Esa noche no durmió pensando en la duda que abatió su Fe, su creencia, su convicción herida de muerte, con el interrogante destrozando su razón, aniquilando su credo se rindió ante la evidencia. Sin posiblidad de encontrar respuesta, rebosó la bañera de agua caliente, un vídreo hecho pedazos seccionó sus venas. A medida que perdía la vida escribió en el espejo vaporizado por el vaho "¿Si Dios es todopoderoso y omnipotente, podría crear una piedra que ni siquiera él pudiera destruir?"

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