martes, 14 de octubre de 2008

Involución.



Plano en picado para darle más dramatismo a la escena. Con armas en la mano y vestidos de azul tocan a la puerta con prepotencia, firmeza y determinación. Aquí estamos nosotros y preguntamos por Jacinto. Sin tiempo a que la propietaria reaccionara, los azules la empujan y entran con total impunidad en casa ajena. No existe la inviolabilidad del domicilio porque no hay derechos básicos. Sólo uno manda. el (no merece ni el acento, ni la mayúscula) gobierna, el propone, el dispone, el dicta. En su nombre acometen, atropellan y agreden al entrar en la vivienda ajena. Agarran al susodicho del brazo, lo arrojan al suelo y ahí, en su propia casa, lo acribillan, delante de su esposa, delante de sus hijos, delante de sus padres. Los azules gritan, esta acusado por un vecino de rojo. Y los rojos son la escoria de la sociedad, como lo eran los judios.
Tiempos pretéritos, pero pensamiento actual. La intolerancia sigue vigente, la intransigencia sigue dominando cerebros tarados, incompletos, fragmentados, rudimentarios y básicos. Como un software al que le falta una aplicación, no funcionan bien, no están completos, tienen lagunas.
Vestido de hombre rana, para croar en vez de ladrar, un autodenominado progresista, se olvida de su disfraz y vocifera al adversario por sus pensamientos, con su altiva actitud intenta amedrentar al rival para imponer su ideario. O estas conmigo o estas contra mi.
Me llama la atención el adelanto inversamente proporcional de la tecnología en relación al cerebro humano. Mientras la ciencia intenta acercarnos y unirnos y crear comunidades abiertas, todavía hay gente que no entienden. Sin capacidad de discernir, tiene una capacidad empática nula. Quizás ahí esta la clave. Empatía para combatir la involución.
La gente intolerante, incomprensiva, intransigente, es decir los y las involucionadas, aparte del evidente retroceso en su cerebro, tiene un problema,; jamás serán capaces de encontrar la solución a los problemas, sus neuronas cercenadas les ocasionan graves faltas de ortografía fruto de su falta de vista.
Se disponible, se franco (que vocablo más contradictorio), se indulgente, se transigente. Se libre…tú también.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que tú seas objetivo, pero hay un refrán hecho para ti.
"Siempre miras la paja en el ojo ajeno pero nunca en el tuyo propio".