lunes, 5 de enero de 2009

Los veo, allá a lo lejos...


La primera idea llega al final del verano. Sorprende como un flash, dibuja una sonrisa y te alegra el día. En octubre ese flash se convierte en pensamiento, inquietud, entusiasmo.
Difícil es transmitir lo que ocurre un día como hoy, la brisa pura y limpia del alba da paso a la inquietud que produce el anhelo. Cuando cae el día, cuando llega la oscuridad, la noche se convierte en esperanza. La esperanza en fantasía, y la fantasía en magia
Jamás he sujetado al niño que hay en mi, me gusta escucharle y en noches como esta creo todo lo que me dice. Yo veo la estela de la varita mágica, yo veo el polvo de estrellas. Yo sigo escuchando los pasos en el salón de mi casa, si agudizo el oído puedo escuchar como entran, por la cerradura, claro. Y cuando se van, mi corazón se vuelca, ya está, una vez más se obró el milagro. En noches como esta vuelvo a mi antigua cama de madera donde tantas veces intenté conciliar el sueño tiritando de nerviosismo e ilusión. No dormiré, una vez más me levantaré y me asomaré a la ventana a ver si aclara el día, signo evidente de que puedo abrir los paquetes.
Su tú eres igual, si tú sientes lo mismo, considérate afortunado. Seguro que eres especial...único.

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